Las voces de Carla Taraborelli y Maricel Vega en el marco de Ni Una Menos
Este Ni Una Menos, nos encuentra en un contexto atípico mediado por una pandemia mundial y más de dos meses de aislamiento social, preventivo y obligatorio. Creemos que hoy más que nunca es vital visibilizar la importancia de la lucha contra las violencias. Por ello compartiremos las voces de dos Investigadoras y Docentes de nuestra Facultad, Carla Taraborelli y Maricel Vega, quienes en estas notas darán cuenta de su vivencia y posicionamiento en este quinto NI UNA MENOS.
Carla Taraborelli Becaria doctoral de CONICET y ayudante diplomada en el curso de Xilotecnología. Actualmente se encuentra trabajando en sui doctorado sobre termotratamiento de maderas, una forma verde de proteger a la madera frente a agentes bióticos y abióticos y en tareas de docencia antes y durante el curso.
CARLA
Me encuentro en una mañana fresca de mayo redactando esta nota. Recuerdo que hace un tiempo atrás, cuando todo marchaba con normalidad, tomábamos mates en las plazas, colmábamos los espectáculos, nos llenábamos de abrazos, hoy tenemos otra realidad. Hacia principio de año recibí una llamada, en realidad un mensaje de voz de Whats App, en el que me proponían hacer una entrevista para publicar en la página de la Facultad. Se trataba de mujeres y ciencia. De más está decir que acepté de inmediato.
La entrevista se llevó a cabo pero más tarde surgió el inesperado aislamiento social, preventivo y obligatorio. Argentina se paralizó y enloqueció, mil interrogantes. Nos quedamos en casa. Quienes pudimos nos quedamos en mejores condiciones, quienes no, se quedaron en sus casas, bajo las condiciones que tocaban porque si hay algo en lo que estamos todxs de acuerdo es en no caer en manos de un virus incontrolable.
De repente la vida circula en el mismo lugar, en nuestra casa, e intentamos conjugar diferentes escenarios en uno solo. De esta manera, recrearse, trabajar, sociabilizar, todo lo que cotidianamente se realizaba en diferentes sitios se vio suspendido.
¿Cuál es el papel de las mujeres en este contexto? Si trabajas, y tu trabajo te lo permite, seguís trabajando desde casa, el llamado “home office” o “teletrabajo”, haciendo referencia al trabajo remunerado, el que se realiza fuera de casa. Pero si además tenes hijxs, a su vez hay que llevar adelante la crianza. Por tanto una vez más las mujeres son pulpos encargándose de la comida, la limpieza, los cuidados (solo de hijxs en el mejor de los casos), el trabajo, la educación, el orden y a veces hasta las creadoras de juegos de entretenimiento. Si me permiten una nota de opinión, si esto no es abuso, no sé qué sería.
Si ahondamos en la literatura podemos observar que desde tiempos remotos a la mujer se la asoció directamente con tareas de cuidados (hogar-hijxs-esposo-familiares). En la edad media se dedicaban a ello y además quienes no lo hacían en silencio se las calificaba de brujas, todxs conocemos tal historia. Transcurre el año 2020 donde se han ganado algunos derechos. Al menos ya no nos llaman brujas y quizás si gozas de una posición socioeconómica aceptable podes trabajar, estudiar, ocupar cargos importantes, los que hace un tiempo eran inaccesibles para las mujeres. Asimismo, por más que sea 2020, hay frases y acciones grabadas en el común (cada vez menos numeroso) de la gente. Para muchxs una mujer no se puede olvidar de los cuidados, trabajá, salí, hace tu vida, pero formá una familia y cuidala. Ese ha sido el mandato de siempre, desde aquella época de brujas, si no lo cumplís, con suerte te pueden etiquetar de loca. Esto nos permite pensar que todavía necesitamos luchar por el espacio que merecemos, que no por ser mujeres debemos cumplir determinadas cosas.
Bajo este contexto, y cualquier otro, no podemos darle la espalda a estos abusos. Las tareas de cuidado deben ser compartidas, tal como se comparte finalmente el salario. Especialmente en tiempos de aislamiento social, preventivo y obligatorio estos abusos incrementaron. Hubo un spot publicitario en donde te pedía que “no te laves las manos” y que denuncies violencia de género (https://www.youtube.com/watch?v=UG0CgndryIc). Bueno, creo que tampoco deberíamos lavarnos las manos y comunicar que no tenes el deber de encargarte de todo, que ese deber, si se me permite la redundancia, debe ser compartido.
Es preciso destacar a su vez que en épocas de pandemia también hay tarea repartida y que tanto la madre como el padre están desbordados dada esta situación y que llevar a cabo el trabajo de manera satisfactoria a veces es difícil, hay que articular muchas cosas, teniendo en cuenta, además, que no podemos distraernos sin salir de casa, lo que a veces lleva a estar en la pantalla muchas horas, dificultando la concentración. Todo esto si contás con la posibilidad de tener computadora, internet y servicios. Existen miles de familias que no pueden acceder a determinados bienes y servicios, entonces la situación se agrava aún más, sin mencionar aquellas familias que se quedaron sin trabajo, quizás esto es para una nota aparte.
Además de los abusos descritos anteriormente, de esos micromachismos (sí, es machismo, mencioné LA palabra) existen quienes deben cumplir la cuarentena con su propio agresor. En este escenario nos encontramos con que la calle es un lugar de riesgo por el virus pero el hogar también lo es por el agresor con el que se convive. La violencia hacia las mujeres y LGTBIQ+ no frenó como se frenó el encuentro social. “Entre el 20 de marzo y el 30 de abril se registraron 36 femicidios a mujeres y niñas. A su vez La línea 144 registró un aumento del 40 por ciento en las consultas por violencia de género en relación al mes previo a la emergencia” (www.feminacida.com.ar). Una vez más vemos que la lucha por los derechos de las mujeres debe seguir en pie, existen violencias a las que para combatirlas debemos estar unidxs, fuertes.
Desde el 3 de junio del 2015 gritamos, rugimos NI UNA MENOS. Se fueron colmando las calles poco a poco ¿Por qué? Porque dijimos y decimos BASTA, basta de abusos, basta de violencia, queremos libertad.
Libertad, gran palabra, la libertad por la que peleamos generalmente está estigmatizada pero nada más lejos que el libre albedrío. La libertad trae aparejada un sinfín de obligaciones implícitas, no escritas, pero necesarias ¿Por qué necesarias? Necesarias para no herir de ninguna forma (física o psicológica) a aquella persona con la que compartimos un vínculo. A su vez la libertad permite que cada persona haga y deshaga lo que le plazca sin que haya otra juzgándolx, consensuando en caso que haya vínculo y simplemente tomando decisiones sobre lo que esa persona crea para sí misma. En este sentido el movimiento Ni Una Menos, remarca esa necesidad de libertad que tanto se lucha hace décadas.
Cada 3 de junio decimos Ni Una Menos. Donde nos plantamos de cara a lo que no queremos: ni una víctima más. Nos queremos vivas, íntegras, autónomas, soberanas. Dueñas de nuestros cuerpos y nuestras trayectorias vitales. Dueñas de nuestras elecciones: como queremos, cuando queremos, con quien queremos (www.niunamenos.org.ar).
Cada día que nos juntamos luchamos por un lugar habitable y más justo, desde hoy y para siempre. Sostenible, donde nuestra descendencia pueda disfrutar de la vida, así como también de los recursos naturales que nosotrxs hoy disfrutamos. El feminismo, está lejos de ser un movimiento de confrontación, está claro que una hegemonía no se combate con otra hegemonía antagónica, no se trata de imponer nada. Es un movimiento que trata de que decidas lo que quieras y eso, sea lo que sea, va a estar bien. El movimiento Ni Una Menos, es plural, un movimiento político pero no partidario y por tanto no tiene líderes, solo personas con ganas de vivir mejor, en un mundo más justo, con igualdad.
Hoy, donde el mundo cruje, no solo por el virus, sino también por discriminación, por racismo, en sumatoria por violencias, tenemos que estar más unidxs. Este 3 de junio hagámonos notar nuevamente. Que el mundo hable. Que todxs sepan qué se denuncia y qué se busca.
No nos dejemos subordinar.
Basta de violencias.