Las voces de Maricel Vega Y Carla Taraborelli en el marco de Ni Una Menos
Este Ni Una Menos, nos encuentra en un contexto atípico mediado por una pandemia mundial y más de dos meses de aislamiento social, preventivo y obligatorio. Creemos que hoy más que nunca es vital visibilizar la importancia de la lucha contra las violencias. Por ello compartiremos las voces de dos Investigadoras y Docentes de nuestra Facultad, Carla Taraborelli y Maricel Vega, quienes en estas notas darán cuenta de su vivencia y posicionamiento en este quinto NI UNA MENOS.
Maricel Vega, es Docente del Curso de Producción Animal I y Becaria Doctoral de la UNLP investiga sobre productos naturales en Sanidad apícola, desde una perspectiva agroecológica amigable con el ambiente y la biodiversidad. También es coordinadora de diferentes proyectos de extensión.
MARICEL
De lo primero que voy a hablar es sobre lo que siento que está pasando, creo se había avanzado con el acceso a la información de cuidados y acompañamientos a las mujeres en situación de violencia; en las redes sociales o en la tele estaban muy accesibles los contactos de contención y denuncia. Hoy lo que veo es que un poco se perdió el nivel de visibilidad que había alcanzado y el acceso a esos recursos. Actualmente, si queres leer un artículo feminista o si te queres enterar de lo que le está pasando a otras mujeres, tenes que hacer una búsqueda específica. Pienso que está solapado por la llegada de la pandemia de covid-19, las redes están recargadas de información en torno a ello.
En algún punto viene a chocarse con una realidad de problemas estructurales acentuados en la Argentina, porque veníamos de unos años complicados en ciencia, educación, salud y en la economía de los hogares en general, en donde los recursos no estuvieron destinado a fortalecer estos pilares. La violencia de género también es un problema estructural, no solo de la Argentina sino del mundo y al chocarse con la complejidad de una pandemia, se generan solapamientos. Quizás, es tal la preocupación que nos genera lo emergente, que no nos ponemos a pensar en lo que ya estaba pasando, como la violencia machista.
Hace poco, leí un informe que mostraba que las mujeres somos las más recargadas durante el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio, porque además de las tareas laborales sin horarios (que ahora denominan homme office), se suman las tareas de convivencia y cuidado históricamente atribuidas como responsabilidad única de las mujeres. Lo que muestra el informe es que no pasa solo en un hogar sino que se repite en todo el país, entonces aún después de toda la lucha, sigue habiendo hogares donde las tareas están mal distribuidas y donde las mujeres siguen estando en condiciones desfavorables. Una consigna interesante que planteó el informe es ¿Quienés están más complicadas/os para volver a ocupar sus espacios en la “nueva normalidad”?....Las mujeres. El argumento es que se estima que tendrán asignadas las tareas de cuidado de la “población de riesgo”, cuando los demás ya puedan volver a salir al trabajo.
En relación a Ni Una Menos, entiendo que es fundamental visibilizar este día para que no se pierda el espacio construido con tanto esfuerzo, y para demostrar que ante la pandemia es más importante todavía, porque está claro que las situaciones de violencia contra las mujeres aumentaron por estar aisladas. Desde el Ministerio de las mujeres, Politicas de genero y Diversidad sexual, reforzaron los programas de atención a víctimas pero aun así no alcanza, esto se ve en varios informes que dan cuenta de que los femicidios aumentaron durante la pandemia, una de las maneras de los agresores de violentar es mantener aisladas a las víctimas, que no se contacten con amigos ni familiares.
Entre los grupos que indudablemente la están pasando peor por la pandemia, están las mujeres. Creo que no tiene que ver estrictamente con una cuestión de clase, porque machismo hay en todos lados, violencia de género hay en todos lados, es universal. Pero si es importante aclarar, que si bien no es una cuestión de clase, no todas las mujeres tenemos las mismas posibilidades para enfrentar un hecho de violencia. La mejor situación es cuando podemos tener acceso a la información, a los mecanismos, al diálogo con personas capacitadas para el abordaje; es decir, es más sencillo que en el caso de las mujeres que no cuentan con ello. La situación de violencia genera miedo, y ahí resulta mucho más difícil salir. Hay que superar muchas etapas de exposición.
Así que el aislamiento lo que hizo fue potenciar la violencia de género y generar el desencuentro, porque estamos sobrecargadxs con otros temas. En mi caso como docente ni bien arrancó el ASPO, lo que me urgía era llevar adelante las clases, contactarme con lxs estudiantes, etc. Eso fue tan demandante que pasaron muchas semanas hasta que pude reflexionar sobre qué estaba pasando con les otres, y creo que la emergencia sanitaria por el covid-19 está tapando otras urgencias.
Comprendo que es pertinente divulgar los cuidados y lo que sucede en torno a la pandemia, para que llegue a cada uno de los hogares, ya que es una situación singular, desconocida, que tienen que ver con la salud de todxs, y en la que es necesario que todxs pongamos nuestro granito de arena para enfrentarlo de la mejor manera. Para ello es necesario estar informadxs.
Pero el planteamiento no pasa por qué realidad es la más importante, si no en pensar cómo entrelazarlas y poder tener una visión integral para así poder ser artífices de propuestas también integrales. Por eso considero que ante la situación actual es más que valorable el aporte que podemos hacer cada una desde nuestros hogares, llamando a una amiga, acompañando, participando de espacios de debates, generando redes. Siempre nos queda un poco de fuerza para sumar en la lucha contra la violencia de género y para no perder el espacio que habíamos ganado. El ministerio de las mujeres es uno de ellos. Desde alli, creo que se pueden centralizar grandes acciones para el futuro.